Sur Astronómico

Jueves 21 de noviembre de 2024 06:59 UT - Día Juliano 2460636

Entrevista a Carlos Colazo

Breves Entrevistas Esenciales

por Rodolfo Ferraiuolo

Carlos A. Colazo, dedicado docente, es un respetado y admirado astrónomo amateur nacido en Las Varillas, ciudad ubicada en el noreste de la Provincia de Córdoba, Argentina. Contiguo con su actividad educativa, con gran dedicación y esfuerzo, supo colocar bien arriba la tradicional colaboración científica entre astrónomos profesionales y aficionados. Entre otras cosas, ésta ejemplar cooperación Pro-Am, lo llevó a ser parte fundamental del equipo que descubrió el primer sistema de anillos (de hielo y roca) que rodea a un asteroide.

Entrevista a Carlos Colazo

Hace varios años, con esa voluntad que lo caracteriza, cumplió el gran sueño de tener su propio observatorio astronómico, que llamó El Gato Gris. Emplazado en el bello pueblo serrano de Tanti, Valle de Punilla, Córdoba, se trata de un importante emprendimiento que cuenta con un sofisticado y activo telescopio Celestron, Schmidt-Cassegrain, de 14” (356 mm). Hoy, con su amabilidad característica, nos revela parte de su vida y de su significativo e interesante trabajo científico, en una disciplina que lo ha apasionado desde chico.

1 - ¿Cómo fueron tus comienzos en la astronomía amateur?

El aprendizaje de los primeros contenidos de Astronomía en una escuela primaria de Las Varillas (Córdoba, Arg.), fue el disparador que motivó mi búsqueda de más información sobre esta ciencia. La casualidad hizo que, docentes y estudiantes del colegio parroquial donde inicié mis estudios del nivel secundario construyeran, en esos años, un modesto observatorio astronómico. Para el año siguiente de su inauguración (1973) ya había aprendido lo suficiente como para que las autoridades de la escuela me permitieran recibir visitas de grupos escolares y, con ellos, reconocer constelaciones y observar con el telescopio.

En el profesorado del mismo establecimiento educacional, se dictaba la cátedra de Cosmografía a cargo del profesor Luis Valletto, quien me invitó a cursarla como oyente. Los futuros docentes de Cosmografía debían conocer el cielo y manejar el telescopio. Cuando tenía 15 años de edad, ya colaboraba a modo de “Ayudante de Trabajos Prácticos” en la cátedra del profesor Valletto. Apenas terminé de cursar el nivel medio, pude cubrir un cargo vacante de preceptor titular e inicié formalmente mis estudios terciarios en el profesorado de Matemáticas, Física y Cosmografía. El ejercicio de la docencia me mantuvo siempre vinculado a la enseñanza y difusión de la Astronomía.

2 - En esos comienzos realizabas observaciones visuales ¿Preferías, en particular, observar algún tipo objeto astronómico?

Durante los días hábiles, el observatorio escolar recibía iluminación de potentes lámparas del patio donde funcionaban los profesorados y un secundario en el turno noche. La observación visual de objetos débiles se complicaba mucho, pero los sábados y domingo el observatorio estaba a oscuras, aunque el edificio estaba cerrado. El profesor Valletto era también el rector de la escuela y tenía la costumbre (por suerte para mi) de ir los sábados por la noche al cine que funcionaba al lado de la escuela. En esa época, el cine proyectaba dos películas por lo que la actividad duraba cuatro horas. El profesor tenía la generosidad de facilitarme el acceso al observatorio antes de ingresar al cine, por lo tanto, yo disponía de un largo rato para buscar cúmulos abiertos y globulares, nebulosas y, también los más difíciles desafíos: las galaxias. Observaba tantas veces cada objeto, que reconocía de memoria los asterismos cercanos que me orientaban en cada búsqueda. Esa destreza me permitió armar un menú de muchos objetos que mostraba a amigos o vecinos curiosos que se acercaban a compartir las noches despejadas, especialmente aquellas sin la molesta Luna llena. Una carta celeste impresa y encuadernada era el mapa que me ayudaba a planificar cada una de mis exploraciones en plena oscuridad. Recuerdo que, una noche despejada apagué la luz de la cúpula y cumplí la rutina de mirar un rato mis zapatos, esperando que se dilaten mis pupilas. El silencio (yo estaba solo en todo el edificio) atrajo a un búho de campanario (blanco) hasta el borde de la ventana de la cúpula. Ni él ni yo supimos de la presencia del otro, hasta que levanté la vista… mi susto fue simultáneo con el del búho. Nunca más experimenté la erización de mis cabellos como aquella vez. Vi que algo fantasmal voló hacia el techo de la iglesia vecina. Tomé unos binoculares, que siempre teníamos a mano junto al telescopio y, controlando el temblor de mis manos, pude ver el ave y disipar mis pensamientos adolescentes vinculados a fantasmas y extraterrestres.

3 - ¿Cuándo despertó tu curiosidad por la investigación de Cuerpos Menores?

A los 42 años de edad me gradué de Ingeniero Mecánico. Disponía de tiempos libres para profundizar las observaciones e inicié el postergado proyecto de la construcción del Observatorio Astronómico El Gato Gris en la localidad serrana de Tanti, Córdoba. Hice algunos intentos en la astrofotografía con resultados pobres para mi gusto, pero me sirvió para familiarizarme en el uso de cámaras fotográficas. En el 2009, astrometristas aficionados de diferentes rincones del país, nos agrupamos en lo que denominamos pomposamente Asociación de Observatorios Argentinos de Cuerpos Menores (AOACM), con el objetivo de colaborar con datos para mejorar el conocimiento de las orbitas de asteroides y cometas. Nos incorporamos a la red mundial de observatorios del Minor Planet Center (MPC) y, en el 2010, empezamos las primeras prácticas en fotometría de cuerpos menores e iniciamos la publicación de artículos para la revista arbitrada Minor Planet Bulletin (MPB).

Mónica Taormina, una exalumna del secundario, cursaba la licenciatura en Astronomía y me invitó a tomar contacto con estudiantes y astrónomos del Observatorio Astronómico Córdoba (OAC). En el marco de un convenio, que ese observatorio tenía con el Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba, se logró que toda mi carga laboral docente fuese afectada a diferentes trabajos en el OAC, entre los que estaba el desarrollo de proyectos observacionales con estudiantes universitarios y aficionados. Creamos así el Grupo de Astrometría y Fotometría (GAF), con la finalidad de aportar datos útiles sobre: estrellas variables, exoplanetas y cuerpos menores. Retomamos los reportes de astrometrías de cuerpos menores al MPC, con observaciones obtenidas en el OAC y en la Estación Astrofísica de Bosque Alegre (EABA). Logramos algunos trabajos y descubrimientos que impactaron positivamente en la comunidad científica local e internacional. Algunos de ellos, como el descubrimiento de anillos en el asteroide Chariklo, o la búsqueda de la contraparte óptica de la primera detección de ondas gravitacionales, o el descubrimiento del asteroide 2016 CH138; asombraron a la comunidad desde los diferentes medios de comunicación.

4 - ¿Cómo ves, actualmente, la colaboración entre astrónomos profesionales y amateurs?

En estas dos últimas décadas estamos viviendo en una etapa muy fértil para cultivar la colaboración entre astrónomos profesionales y aficionados (Contribución Pro-Am). Hay muchas redes de astrónomos profesionales que están involucrando a observadores no graduados y/o no rentados. Ocurre que nunca antes hubo tantos astrónomos amateurs equipados con instrumentos de tecnología adecuada para obtener información de utilidad en las investigaciones científicas.

Cuando un astrónomo aficionado adquiere destreza en el conocimiento del cielo y en la manipulación de equipos casi profesionales, se convierte en un recurso humano óptimo para la etapa de recolección de datos en muchas áreas de la Astronomía, particularmente en la observación de objetos puntuales brillantes (estrellas y cuerpos menores). Hay dos actividades en las que los aficionados pueden aportar mucha información, montando cámaras CCD y CMOS a sus telescopios, éstas son: la Astrometría y la Fotometría. Sigue aumentando la incorporación sistemática de astrónomos aficionados en grupos de investigadores que estudian exoplanetas, estrellas variables, estrellas binarias y cuerpos menores.

5 - ¿Qué sientes al ser parte de ella?

Es muy gratificante lograr datos útiles en la etapa de “trabajo de campo” de una investigación científica. Recurrimos a nuestros modestos equipos y aplicamos conocimientos adquiridos, muchas veces en sistemas informales que se nutren de la colaboración mutua entre aficionados.

Mi experiencia personal en este tipo de colaboraciones, me enseñó a darle valor a todo fracaso, a pesar del esfuerzo que se haya puesto en juego. Todo resultado contrario a lo esperado, aporta el conocimiento necesario para los siguientes intentos en la búsqueda de una respuesta a un interrogante o un desafío que nos moviliza. Si se persevera, se incrementa la probabilidad de lograr un resultado que sea determinante para las conclusiones a las que se arribe en la investigación. Seguramente, ese nuevo conocimiento se materializará en un artículo científico. Si eso ocurre, se sentirá la satisfacción que neutralizará los sinsabores de los fracasos acumulados y quedarán todos en el silencio agradable de la vivencia personal.

6 - ¿Puedes contarnos otras actividades Pro-Am que hayas desarrollado?

En mi tránsito laboral de siete años en el OAC, participé en la reactivación de la Estación Astrofísica de Bosque Alegre. En esa etapa me vinculé con astrónomos profesionales de diferentes países. El Dr. Mario Díaz, director del Center for Gravitational Wave Astronomy (CGWA), me invitó a compartir un trimestre del año lectivo 2016, con estudiantes de la University of Texas Rio Grande Valley (UTRGV) en Brownsville, Texas, USA. Solicité que me permitan viajar con Raúl Melia, aficionado con quien pusimos en funcionamiento un telescopio de 16” y desarrollamos un curso de astrometría y fotometría. De regreso, pusimos en marcha el “Plan Tolar 2017” que consistió en campañas observacionales de dos semanas por mes en Tolar Grande (Salta, Arg.). Esa presencia continua en la Puna Salteña, facilitó la reactivación del proyecto de instalación del Centro Astronómico Macón.

En 2018 retomé mis actividades escolares para preparar el cierre de mi carrera docente, tras cuatro décadas de servicios.

7 - Nunca, como ahora, se han estudiado tanto los cuerpos menores (cometas, asteroides, etc.), desde la Tierra y desde el espacio ¿Por qué resulta fundamental hacerlo?

Hay razones de seguridad que se potenciaron con el creciente conocimiento sobre los eventos catastróficos de impactos de asteroides y cometas en los planetas, algunos de ellos observados en el pasado reciente. Estamos familiarizados con el incremento del envío de sondas espaciales a diferentes rincones del sistema solar, incluso en el entorno de la Tierra, desprotegidos fuera de la atmósfera y expuestos al impacto de estos objetos. A pesar que esos eventos son poco frecuentes, es necesario detectar la existencia de estos amenazantes cuerpos menores y conocer bien sus trayectorias.

También, hay razones científicas, porque los cuerpos menores contienen información (no alterada tras miles de millones de años) que ayuda a los científicos a conocer el origen y la evolución del sistema solar y, de la vida.

Además, habrá demanda de recursos naturales que será más fácil obtenerlos de estos objetos, en futuras etapas de la evolución tecnológica espacial, por lo que es de interés conocer los materiales que los componen.

Los telescopios espaciales están aportando gran cantidad de información difícil de obtener desde la superficie terrestre. Aun así, los astrónomos profesionales y aficionados podemos enriquecer las bases de datos observando eventos que se pueden planificar mejor que con los telescopios espaciales disponibles.

8 - A medida que avanzamos en el conocimiento de los asteroides y los cometas ¿puede costarnos diferenciar ambas clasificaciones?

Asteroides y cometas tienen muchas características comunes. Pertenecen a la misma familia de los llamados cuerpos menores del sistema solar. Son remanentes de la formación del sistema planetario, orbitan el Sol y tienen dimensiones y masas pequeñas frente a los planetas y planetas enanos, por lo que presentan formas irregulares. La diferencia principal es el material que los constituye: los asteroides son metálicos o rocosos mientras que los cometas contienen rocas y polvos, mezclados con gran cantidad de hielos que se volatilizan si se aproximan al Sol, generando las comas y colas que los hace tan bellos para la observación.

En estas últimas décadas se están descubriendo nuevos subgrupos de cuerpos menores que ponen en jaque la vieja clasificación de cometas y asteroides. Los Objetos Transneptunianos (TNOs) que se están descubriendo y el nuevo grupo de asteroides llamados Centauros, cuyas orbitas no son tan elípticas y están localizados entre las orbitas de Júpiter y Neptuno, contienen hielos y a varios de ellos se les ha observado “comportamientos cometarios”. Esto ocurrió con el primer centauro descubierto: Chiron, que está clasificado con la dualidad asteroide-cometa, además de la dualidad hombre-caballo que impone su nombre mitológico. Los astrónomos afirman que los asteroides centauros habrían migrado desde los TNOs, también ricos en hielos. Hoy se cree que muchos cometas conocidos fueron antes: TNOs o asteroides centauros.

Conclusión: efectivamente, como dices, hoy puede costar mucho diferenciar un cometa de un asteroide, especialmente si ese objeto no se acerca al Sol para que manifieste su comportamiento cometario.

9 - ¿Puedes decirnos qué es el proyecto GORA?

El Grupo de Observadores de Rotaciones de Asteroides (GORA) reúne a decenas de astrónomos aficionados y a un par de astrónomos profesionales. En GORA participan unos 30 observatorios, casi todos operados por astrónomos amateurs y ubicados en Argentina, España, Perú y Uruguay. El objetivo principal de GORA es el de obtener muchas curvas de luz de un mismo asteroide para integrarlos en un único diagrama que permita conocer el periodo de rotación y la amplitud de la variación del brillo.

Los asteroides que seleccionamos para observarlos, son los que presentan incertidumbre en el valor de su periodo de rotación conocido o los que nunca fueron observados para medirles el tiempo de giro. Inicialmente observamos algunas decenas de asteroides del cinturón principal con períodos rotacionales cortos, de algunas horas hasta poco más de un día terrestre. Afianzadas las técnicas observacionales, empezamos a medir rotadores lentos (de varios días terrestres), que requieren de varias semanas de observación. También, aceptamos el desafío de observar objetos veloces, generalmente NEAs, de los que se dispone de pocos días para lograr la construcción de diagramas de fases confiables, dado que se muestran accesibles por poco tiempo.

El grupo cuenta con documentos tutoriales propios y un aceitado mecanismo de comunicación que, facilita la integración de quienes se incorporan al proyecto y dinamiza la planificación de los objetivos a observar. Cuando terminamos de observar varios asteroides, con sus datos bien medidos, redactamos un artículo científico y lo enviamos a la revista MPB. Hasta la fecha hemos medido 67 asteroides, de los cuales 49 fueron publicados en 7 artículos. Además, dos artículos fueron aceptados este año y, contienen resultados de 5 asteroides cada uno y están prontos a ser publicados. También, datos de los últimos 8 asteroides fueron enviados (hace pocos días) en un artículo que está siendo revisado por expertos de la revista.

10 - ¿Actualmente, en qué actividades de investigación y difusión estás inmerso?

Por razones de salud y ante la pandemia del Covid-19, llevo muchos meses imposibilitado de observar. A pesar de ello, y aprovechando los tiempos que dispongo tras mi reciente jubilación, dedico varias horas diarias a GORA. Actualmente desarrollo las siguientes actividades: selección de nuevos asteroides a observar, planificación de las observaciones, análisis de los reportes que los observadores envían, búsquedas de periodos candidatos, construcción de diagramas de fases, generación de efemérides para completar los diagramas de fases y elaboración de datos (tablas y gráficos) que el grupo utiliza en la redacción de los artículos científicos.

A pesar de mi retiro laboral, sigo vinculado a la escuela. Todos los miércoles al atardecer desarrollamos el Taller de Astronomía Cultural y Observacional (TACO), en el que participan: estudiantes de diferentes niveles educativos, docentes y vecinos de diferentes edades. Antes de la pandemia, la consigna era: con cielo despejado, se observaba desde el patio del museo escolar auxiliados con un telescopio Dobsoniano de 25 cm de diámetro; con cielo nublado, exponíamos y debatíamos temas astronómicos. Actualmente las reuniones son virtuales y compartimos conocimientos de Astronomía: general, observacional y cultural y cada integrante del grupo realiza sus prácticas observacionales desde su lugar de residencia. Hace un par de años, en TACO, surgió el proyecto de construcción de un Sistema Solar a Escala (E=1:500.000.000). El Sol tendría casi 3 metros de diámetro y se emplazaría, junto a los planetas interiores, en un parque de la zona centro de Córdoba Capital. Los planetas exteriores se localizarían en las márgenes del rio Suquía completando un recorrido de 9 km hasta Neptuno. La Municipalidad asumió el financiamiento del proyecto que ahora está en plena ejecución y que esperamos inaugurar el 24 de octubre, en el 150 aniversario de la inauguración del OAC.

¡Gracias Carlos!

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Mauro silva - Córdoba · 16/09/2021 10:43 UT
Su amor y pasión los lleva a continuar pese a todo, aveces hay momentos más lindos y más livianos y otras todo lo contrario, pero la dedicación que muestran siempre en todas las áreas respectivas a sus actividades los hacen incansables investigadores. Y todo eso los ah cultivado mucho como seres humanos. Tengo el gusto y el gran placer de decir que mi profesor de secundario de física fue el profesor Carlos Colazo y que nos ah invitado al hermoso observatorio el gato gris ... Siempre un placer !!! Dios los bendiga